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domingo, 4 de marzo de 2012

Capítulo 1.

 En esos momentos la rabia recorría mi cuerpo ansiosamente, y mi puño, cerrado con fuerza, pedía a gritos que la partiese la boca, que la reventase la mandíbula a la imbécil que sonreía con descaro frente a mí. Algo me removía por dentro su cara de suficiencia.

 La gente empezó a rodearnos con gritos anunciando que había pelea, pero no vi a nadie que quisiese pararla. Entonces cogí aire y pensé profundamente en mi situación.

 Hay veces en las que llegas a un punto en el que es imposible controlarse, a un punto en el que es demasiado tarde para dar marcha atrás, está era una de esas veces; sin poder evitarlo, sin tiempo para pensar en mis acciones, sin arrepentirme, me concentré en la fuerza de mi puño y se lo estampé en la cara a Sheila, borrando con ello la sonrisa que me ponía de los nervios.

 No fui consciente de nada hasta que enseguida llegó el director y Sheila seguía tirada en el suelo, ahora sería yo la mala de la película ¿verdad? Pues genial...

 -¿Qué ha pasado aquí, Dahlia? - me preguntó con severidad.

 Me limité a cerrar el pico. Me negaba a contestar a llevarme yo toda la culpa. Él me hizo una seña para que lo siguiera, y después ayudó a Sheila para que se levantase y también le acompañase. Nos fuimos los tres mientras la gente me abucheaba por haber pegado a su diosa. Las peleas en el instituto molan, siempre y cuando gane la que la provoca. Todos ellos, sus gritos y sus carcajadas llenas de burla, me ponen enferma.

 Llegamos al despacho del director y nos ordenó sentarnos inmediatamente. Estaba muy cabreado, seguramente expulsarnos no es lo peor que podría pasarme... Esta pelea podría costarme muy cara. A Sheila le daba igual, puesto que había tenido muchas peleas y había salido indemne de todas ellas.

 -Tu versión - dijo señalándome con un largo dedo índice.

 Respiré hondo, las palabras no se me daban nada bien.

 -Me dirigía hacia el gimnasio -cosa que era cierta, aunque que no me diese la gana llevar ropa deportiva, no jugaba mucho a mi favor- y entonces me encontré con ella y sus amigos. Entonces oí que se burlaban, cotilleaban y se reían de mí. -hice una pausa- ``¡Dally! ¿qué se siente al estar sola´´ es lo que dijo, y me enfadé, así que le contesté - y no me arrepentía de haberlo echo- ``¿ Qué se siente al ser de plástico´´ - fue un comentario profundo, pues precisamente lo dije porque Sheila es la típica Barbie pija y mimada- me miró de mala manera y se acercó a mí. Me dio una bofetada y la gente empezó a rodearnos. Intenté controlarme, de verdad que lo intenté, pero entonces me sonrió y no lo pude aguantar más. La tumbé de un puñetazo. Después llegaste tú -dije mirándole.

 -Usted - me corrigió.

 -Usted -repetí.

 -Sheila, ¿es eso verdad? -preguntó dirigiéndose entonces hacia ella.

 -¡¡No del todo!! -chilló haciéndose la inocente- yo solo la pregunté que por qué estaba sola, me preocupé mucho por ella, es que me daba pena la pobre chica- la destrocé con la mirada y me miró ella a mí - ¿qué?

 -Mentirosa -gruñí.

 -¡Vale! - interrumpió el director. -Sheila, puesto que no es tu primera pelea, he de tomar medidas extremas en tu caso. No podemos permitir que vuelvas a hacerlo, que vuelvas a esfumarte como si nada, quedate aquí, llamaré a tus padres. Y Dahlia, vete a clase, a última hora pasate por aquí, por favor.

 Sheila empezó a protesta, pero salí de despachó del director, odiando profundamente a la barbie.

 Tenía clase de música, puesto que educación física ya habría terminado con toda la movida de la pelea y todo eso. Antes de eso pasé por el baño y me miré en el espejo. Mi pelo negro, tras la pelea, se me había rizado y no lo llevaba de mi forma habitual. La mejilla derecha poseía una pequeño, pero visible mancha rosada y enrojecida. Bebí un par de tragos de agua y me lavé la cara.

 No me había fijado en que, mientras me secaba, salió de una cabina una chica de mi clase, Xulia, me miró. Siempre que la gente me clavaba la mirada me sentía incómoda. Pero está vez no. No sabía por qué, pero Xulia tenía algo que me calmaba los nervios. Además, no era muy diferente a mí. Pues las dos, al contrario que las demás chicas de nuestra calase, no nos relacionabamos. Aunque fuese por casos distintos, ella, porque no encontraba la oportunidad de hacerlo, y yo, porque no quería.

 -¿Estás bien?- me preguntó con voz serena.

 -Eh, sí, gracias por preguntar. -dije a punto de irme, pero ella me detuvo con sus palabras.

 -He oído que te has peleado, con Sheila Martinez. Esa tía me pone enferma... - suspiró, y bebió agua.

 -La he tumbado, de un puñetazo, ha sido... bastante divertido. Creo que la barbie necesitará algo de bottox para recuperarse- nos reímos.

 -¿Tienes pareja, ya sabes, para el trabajo de historia? -preguntó esperanzada, buscando la oportunidad de relacionarse con alguien. Yo iba a empezar a retroceder, como siempre hacía cuando alguien quería juntarse conmigo, pero no lo hice... ¿Por qué tenía que complicar siempre las cosas? ¿No podía ser amiga de alguien y ya? ¿Por qué tenía que seguir con el rollo de la chica dura? Lo sabía perfectamente, porque no me quedaba otra con mi amada sociedad.

 -No, ¿quieres que nos pongamos juntas? - sentencié sin hacer caso a mi ego.

 -Claro.

 Y a pesar de mis negadas suplicas de mi yo malo y solitario, no le hice caso, me fui con Xulia a clase de música. Sabiendo que, aunque hubiese hablado con alguien humano, no significaba que ya no estuviese sola, porque seguiría estándolo, a mi manera.

2 comentarios:

Unknown girl~ dijo...

Hola!
Me está gustando tu historia.. mola mucho eso de la chica dura ;) parece interesante.. te sigo, espero leer el próximo pronto :P

Liar♡ dijo...

Graciaas!! :)